7:15 a.m. del jueves. Estaba de pie, agarrado a la malla y con los ojos puestos sobre el centro de la cancha del estadio Juan Gobán, a donde comenzaban a concentrarse sus compañeros.
Era Joel Kenny Mitchell Parks, el jugador limonense castigado con 13 juegos de suspensión a finales de la pasada temporada, tras haber sido encontrado culpable de unos violentos hechos sucitados al término de un juego frente al Cartaginés, en el estadio Ebal Rodríguez, en Guápiles.
Hoy recuerda el incidente como una amarga experiencia de la cual “uno aprende” y “quiera Dios que nunca más vuelva a repetirse”, según lo confesó por primera vez desde ese día.
El castigo, del cual aún debe purgar 10 encuentros, le afectó mucho porque, para ese momento, comenzaba nuevamente a tomar ritmo, según lo dijo.
Agradece el apoyo recibido de sus compañeros, especialmente de Kendall Wilson y Delbert Cameron, sobre quienes se refirió como dos personas muy espirituales.
Mientras tanto, cuenta y cuenta los días de su regreso.
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