La primera vez que recuerda que salió a pelear fue a los siete años.
En esa ocasión no le revisaron los guantes, no intercambió saludos con el rival, tampoco oyó las instrucciones del réferi y, mucho menos, el sonido de la campana.
Bryan “El Tiquito” Vásquez, simplemente, abrió la puerta de su humilde casa de adobe en Escazú y salió a buscar trabajo, porque la familia vivía una crítica situación y no quería ser una carga para nadie.
Además, era el mayor de cinco hermanos (cuatro varones y una mujer).
Ese primer combate, según recuerda, no fue nada fácil porque, como era tan pequeño y niño, no conseguía trabajo a causa de un doble obstáculo: los eventuales patronos no podían solicitar un permiso laboral a su nombre y porque: ¿qué sabe hacer un chiquito de siete años?
Sin embargo, Bryan no rehuyó el combate, y optó por ir a coger café y trabajar en hortalizas.
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