Editorial

Redacción Al Día

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Brujas y Barrio México no pudieron salir adelante. Sin el respaldo económico de Minor Vargas, quien era presidente de Brujas y colaborador de Barrio México, y quien el pasado 18 de enero fue detenido en Estados Unidos por siete acusaciones de fraude, ambos clubes desaparecieron.

Hoy el cuadro de Limón F.C. vive una situación similar. Carlos Pascall, presidente del cuadro caribeño está detenido por el delito de legitimación de capitales. Sus cuentas están congeladas y no hay suficientes recursos para hacerle frente a los gastos del club.

Los dirigentes, entre ellos Lindel Rouse, gerente general de Limón F.C., comentó que buscan en los socios y en las empresas atraer dinero que les permita mantener una operación normal.

Rouse envió una carta a la Unafut, donde manifestó que Limón F.C. tiene capacidad para continuar como club de Primera División.

Parece que con cifras y cuentas claras, Rouse y demás limonenses deben demostrarle el martes a los miembros de la Unafut, quienes citaron a los caribeños para tratar el tema, que Limón F.C. puede salir a flote en el fútbol de la Máxima Categoría. Pero el inconveniente de Limón no solo está en el plantel de Primera y sus funcionarios en la parte administrativa, el problema prácticamente abarca a toda la provincia.

¿Qué sucederá con los más de 200 niños, quienes llegan todos los sábados al Juan Gobán, con la ilusión de aprender a jugar, con el sueño de convertirse en figuras de Primera División?

Lo sucedido pone en peligro el proyecto de ligas menores, el sueño de los pequeños, a quienes algunos incluso la camisa les llega a las rodillas.

¿Está en riesgo el remozado estadio Juan Gobán?

Es más que claro que fuera del Juan Gobán, lejos de la gramilla sintética, Limón lucha a mano abierta contra la delincuencia, y si el fútbol es una válvula de escape, es la salida para alejar a muchos de un camino lleno de piedras, ¿qué puede pasar si Limón F.C. no logra salir a flote y continuar como lo venía haciendo en la Primera División?

Lo sucedido con Pascall y otros dirigentes debe ser ya la alarma de alerta en nuestro fútbol. Por eso surgió la idea de implementar mejores controles en los accionistas del balompié mayor.

La Fedefútbol redactó un reglamento que obligará a los equipos profesionales a reportar quiénes son sus socios, cuál es su participación accionaria y el monto de dinero que aportan al club.

En buena hora, pero de momento, Limón, no el club, sino toda la provincia, navega en un mar azotado por la incertidumbre.