Editor
Está bien, me rindo, abran paso al Super Bowl, quizás el más gringo de los deportes.
Súper esperado (no por mí), súper comercial y “súper chiva” para más de un tico, no me queda más que aceptarlo, abrirle campo en el periódico y quizás, por qué no, echarle un vistazo a la pantalla.
Algo debe tener para contar con unos 111 millones de televidentes, como si Costa Rica entera multiplicada por 22 se sentará a verlo. Algo debe tener más allá de un potencial y accidental pecho al viento en el intermedio, como el de Janet Jackson hace unas cuantas ediciones.
Lo confieso: disfrutaba esas grandes jugadas, en las que una especie de “Usain Bolt”, pero con mucha más agilidad que el hombre más veloz del mundo, recorría la cancha de lado a lado para anotar un “touch down”. Lo acepto: también apreciaba esos pases aéreos rumbo a las manos del héroe. ¡Pero de ahí a esperar el Super Bowl! ¡O no considerar un desperdicio abrirle un pequeño espacio en el periódico! No por cuatro o cinco “pipis” de nuestro país -pensaba- y menos por los otros cuatro o cinco que quieren parecerlo.
Si es por los fuertes encontronazos, tenemos en nuestro fútbol acciones como las del arquero herediano Cambronero sobre el atacante liguista Luis Fernando Sequeira. Comercial: dejen de jugar al sicólogo, analizando si fue con intención o accidental. Era para falta, penal y expulsión, sin importar la intención (esa déjensela a Cambronero). A próposito de comerciales, tampoco puedo negar que el Super Bowl reúne algunos geniales.
Con sus veloces mastodontes y esa almendra gigante por balón, debo admitir que el fútbol americano tiene hoy más seguidores de los imaginados y por todo lado me sale alguien que destruye mis prejucios. Está bien: ¡me rindo!
Invictos pelean la cima del torneo
El León no quiere quemarse en la olla
Brumosos podrían poner la lápida
Herediano con la obligación de triunfar
Aunque no lo crea, en Guápiles hay duelo de “santos”
Festival Internacional de Deportes Extremos
¿Cómo se debe respirar cuando se corre o trota?
Tragedia en Egipto debe provocar un cambio
El frío frenó a varios legionarios