Heredia - David Patey, el inversionista norteamericano interesado en comprar el Club Sport Herediano, de seguro durmió a placer esta madrugada.
Con cuatro goles, el “Team” le alegró ayer la noche y ya la afición lo hizo sentir parte del equipo.
El estadounidense se robó el “show” en el Rosabal. Los aficionados le pidieron fotos y uno de ellos hasta una jacket le regaló.
Incluso, el empresario habló con los jugadores previo al encuentro ante Puntarenas y les indicó que pronto, quizás en una semana, asumirá oficialmente la administración del club.
Ya en la cancha, los futbolistas no lo defraudaron y desde muy temprano, al minuto 16, le dieron una calurosa bienvenida.
El trallazo perfecto de José Sánchez fue solo una pincelada de lo que vendría más tarde. Aburrido primer tiempo. Trabado, intermitente, de pocas emociones.
Y no por culpa del “Team”. El “Puerto” no ofreció resistencia ni tampoco fue un rival exigente para los florenses, quienes en muchos lapsos del encuentro jugaron a todo deleite, sobre todo de la mediacancha para arriba, con pases filtrados a los laterales y combinaciones en corto que marearon a los tiburones, que con lo mostrado ayer me surge la pregunta: ¿Era culpable el “Macho” Mora de los malos resultados?
A este Puntarenas no se le ve alma de nada, su juego es desordenado y a sus jugadores les pican los pies cuando tienen el balón.
Y tras de eso, cuando tuvo el empate en sus manos gracias al gol de Johan Venegas al 50, perdió la cabeza y también al anotador del gol, quien salió expulsado más adelante.
El conjunto herediano ganó dinámica y posesión cuando el técnico Claudio Jara sacó de la cancha al debutante Tulio Etchemaite y a Minor Díaz. Ingresaron dos figuras claves: Esteban Ramírez y Diego País.
Sí, leyó bien, Diego País, el mismo que hace pocos meses pensaba en el retiro. Ayer debutó como florense y solo le bastaron siete minutos en la cancha para romper la red. La primera bola que tocó el argentino terminó en anotación. País retornó al fútbol como los grandes, aunque previo a su gol (2-1) le hizo falta, no señalada, a un porteño. Ahí vinieron los reclamos de los visitantes y la expulsión de Venegas.
Después vendrían los goles de Salazar al 64 y Ramírez al 82.
* Colaboró Sofía Quesada Chavarría.