Es sábado 13 de octubre. Quisiera levantarme y tomar el periódico para revivir la gran noche de la Selección de Costa Rica en El Salvador.
Ese triunfo que enmudeció el estadio Cuscatlán, que calló la boca de la prensa de ese país y puso a la tricolor a las puertas de la hexagonal final rumbo al Mundial Brasil 2014.
Muy optimista dirán algunos, ese es un sueño, dirán otros, pero quiero buscar la foto de Bryan Ruiz gritando con todo su gol, después de tres años de sequía con el uniforme patrio; la de Keylor Navas en un lance de esos que dejan la boca abierta; la de Michael Barrantes o Johnny Acosta barriéndose con todo por recuperar un balón y la foto de toda una afición en Costa Rica, con su camisa pegada al pecho, esperanzada en un mejor futuro del equipo de todos.
Aunque la Selección no ha sido la que todos queremos, estoy casi seguro que la mayor parte del pueblo tico quiere levantarse mañana igual que yo; con la satisfacción de haber visto a un equipo entregando todo en el terreno de juego, “sudando sangre”, como pidió u ofreció el técnico Jorge Luis Pinto.
Así quiero que inicie mi sábado y no revivir lo del 15 de octubre de 2009, frustrado por haber empatado un día antes en Estados Unidos y dejar ir el boleto al Mundial de Sudáfrica; claro, aquella vez, se tenía otra oportunidad en el repechaje. Hoy no hay más allá para Costa Rica.
Me lleno de positivismo, peco de optimista, olvido lo ocurrido contra México y confío en que ni la serenata de anoche, ni el ambiente hostil en las gradas harán mella en los jugadores ticos, quienes tienen una gran responsabilidad con ellos mismos, pero principalmente con todo un país.
¿Difícil? Claro. Y no dudo que muchos o todos se quedarán sin uñas esta noche, pero atrévase a pecar de optimista y tenga un gran sábado.
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Ticos con grandes aspiraciones