Ismael Gómez, el Ché que silenció al reducto del Monstruo

Róger Amoretty, corresponsal GN y Rodolfo Martín

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Limón.- El argentino Ismael Alberto Gómez, el verdugo de Saprissa el domingo, nunca olvidará la primera vez que entró al vestuario del equipo de Limón F.C., en diciembre pasado. Quedó paralizado al percatarse de que sus nuevos compañeros solo hablaban inglés.

Acto seguido, comenzó a experimentar angustia, ya que ignoraba de qué conversaban y temía que él fuera el tema de esa interminable charla.

Ismael estaba incómodo.

Llamado “Chuky”, por sus travesuras de niño, inició en las ligas menores de River Plate, luego en Racing, de donde pasó a la Segunda División. También estuvo en la Tercera División con Cadu de donde llegó a Limón.

Anotador de los goles con que la “Tromba” caribeña ha ganado sus dos últimos juegos, asegura que para este torneo estará mejor por la buena pretemporada que hizo.

Ismael es derecho y le gusta ir arriba con balón dominado y jugar el uno contra uno.

A sus 26 años es la primera vez que deja su barrio Mariló, situado a unos 40 kilómetros al este de Buenos Aires, Argentina, y se asienta como el único extranjero en Limón.

El inicio en Limón F.C. no fue fácil. “Eran momentos muy difíciles, de gran nostalgia porque había dejado a mi esposa y a mis dos hijas. Además, todo ocurrió en diciembre, un mes muy especial”, recordó ayer el volante, el menor de cuatro hermanos, tres varones y una mujer.

Sin embargo, la acogida por parte de estos nuevos compañeros fue rápida y cálida.

El doctor del plantel, Juan González, lo invitó a pasar la Navidad y William Sunsing –que le brindó los primeros consejos– lo convidó a pasar con su familia la festividad de Año Nuevo.

La tranquilidad emocional apareció en enero con la llegada de su esposa Yensy Natalia Martínez, con quien tiene 12 años convivir y las “nenas” Luna y Mía de cinco y un año.

“Llegaron una semana antes de mi cumpleaños, el día en que Limón había empatado 2 a 2 frente a Herediano con un gol de Sunsing”, agregó.

Su familia, se ha “aclimatado” a su nuevo destino. Su hija Luna, que asiste al prekinder, comienza a hablar como los limonenses, expresó sonriente Ismael.

Hoy agradece a todos los jugadores por el apoyo recibido, como el caso del defensor central Ricardo Allen con cuya familia ha establecido lazos fuertes, prácticamente lo han “adoptado”.