Alejandra Anchía es sordomuda, pero con ocho años es un todo ejemplo para sus compañeros de natación de la zona de Puntarenas.
Alejandra no se está quieta un momento fuera de la piscina y en competencia lo da todo, no importa que sus rivales sean más grandes que ella.
Con el lenguaje Lesco atiende las indicaciones de su entrenadora Silvia León y con la ayuda de un traductor conversa con el mundo que la rodea, aunque la verdad es poco lo que no entiende.
Con sus ojos claros mira a su alrededor, y la felicidad por estar en sus primeros juegos se nota en su sonrisa.
“Me gusta mucho nadar, me gusta estar aquí, me siento muy bien”, nos cuenta mediante las señas, gracias a un traductor, mientras busca calentarse bajo el sol después de ganar la presea de bronce en la prueba de los 25 metros libres en la piscina.
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