Me confieso admirador de Argentina como país, incluyendo su fútbol. Pero celebro la goleada de 4 a 1 que le propinó esta semana la selección de Nigeria.
La Federación Argentina, en contubernio con el antipático entrenador Batista y en complicidad con algunos mercaderes del fútbol, han convertido en costumbre la venta de partidos de la selección argentina, haciendo caer en sus redes a dirigentes de ciertos países con el anzuelo de Messi y compañeros.
Pero a la hora de la verdad, en el terreno no aparece ni Messi, ni Tévez, ni la abuelita de Maradona.
¿Se le puede llamar a eso estafa?
Yo no lo podría determinar. Pero estoy seguro que los aficionados que pagan fortunas con la ilusión de ver a sus ídolos, se sienten estafados cuando se dan cuenta de que fueron víctimas de un truco mercadotécnico digno de un prestidigitador.
“¿Dónde quedó la bolita? ¿Dónde quedaron las estrellas de Argentina?”
En Nigeria se pagó el boleto en diez veces más de su valor que cualquier otro partido que juegue normalmente la selección de ese país.
En Costa Rica, no necesito contarles que muchos gastaron hasta lo que no tenían por ver a la selección de ensueño Argentina.
Desgraciadamente, mientras le sigan haciendo este tipo de chanchadas a países pobres y sin experiencia en grandes eventos como el nuestro, seguirán teniendo un enorme mercado de incautos. Esto no acabará hasta que alguien no siente un precedente.
¿Quién será la siguiente víctima?
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