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Domingo 5 de junio de 2011, San José, Costa Rica

Silenciosos y oportunos salvadores

El caso Caño Castilla tuvo como particularidad las donaciones anónimas hechas antes y después del remate del pueblo, adjudicado a sus propios habitantes.

Dos días antes de la subasta, cuando los lugareños no habían logrado reunir el 50 por ciento de los ¢25 millones para participar en la misma, un hombre que pidió absoluta confidencialidad contactó a Víctor Arce, colaborador comunal, para indicarle que él prestaría el dinero faltante.

Ese mismo día surgiría otra dificultad. Los vecinos debían ponerse al día con los impuestos atrasados a la Municipalidad de Los Chiles, que sumaban ¢3 millones, dinero que tampoco tenían.

Sin embargo otro hombre, enterado del inconveniente, acudió al ayuntamiento y canceló los tributos.

El lunes 30 de mayo otro hecho similar conmovió a las decenas de campesinos.

Una vecina de Naranjo, quien también exigió el anonimato, les comunicó su decisión de donarles el restante 50 por ciento que debían dar al día siguiente para terminar de asegurarse las tierras.

“Algunos compañeros estaban casi resignados a dar por pérdida la propiedad”, afirmó Arce. Se supo que alguien donará en estos días 20 medidores.