Milton Montenegro, redactor

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Desde Guadalajara, Juan Diego Villarreal, compañero de Al Día, informó que el taekwondista Kristhoper Moitland alzó la voz.

Sí, la alzó, pero dio la impresión que habló con el hígado.

“Aquellos quienes critican la medida es una falta de respeto a los atletas, ellos deberían ponerse un casco y el peto y venir a hacer los combates acá, para que vean lo difícil que es”, dijo Moitland, molesto porque alguna gente no estaba de acuerdo en remunerar a los atletas por ganar una medalla en los Panamericanos. Por cierto, hasta ahora, ninguno obtuvo presea.

Todo esto porque William Todd, Ministro de Deportes, anunció en Guadalajara que el Icoder le daría un millón y medio de colones al atleta que ganara medalla de oro, un millón de colones a quien obtuviera plata y medio millón por un bronce.

Sin duda una idea buena, máxime porque a nuestros deportistas prácticamente los tienen en el abandono, solos, sin ayuda para prepararse y competir en igualdad de condiciones con las potencias.

Pero de ahí a que Kristhoper Moitland le diga a la gente que disputen un combate de taekwondo, o sufrir, como dio a entender: “que vean lo difícil que es”, siento que se equivocó. Confundió la gordura con la hinchazón.

Entonces Kristhoper, si está sufriendo, si ya no puede prepararse con lo poquito que recibe, entonces no siga más.

Moitland póngase el casco y vaya a batir cemento en una construcción, sin duda verá que lo suyo o mi trabajo es como comerse un postre, comparado con quienes laboran ocho o más horas bajo el sol.

Póngase el peto y por salarios a veces ridículos, conviértase en recolector de basura.

Y sin casco, vaya a volar machete. Nada fácil, verdad. Póngase el casco y el peto, entrene duro y vuelva a darnos victorias y medallas, no palabras que parecen hepáticas.