¿Imagina un clásico nacional en el que Saprissa salta a la cancha con camiseta roja y pantaloncillo blanco? Al frente suyo, la Liga Deportiva Alajuelense con un atuendo rayado blanco y negro. Si fuera por los colores originales de ambos equipos, sería toda una realidad.
El fútbol nacional está cargado de anécdotas y varias en particular se relacionan con el origen de los colores que identifican a los equipos de Primera División.
La “S” pasó de usar rojiblanco en 1935 (gracias a telas donadas por Ricardo Saprissa) a morado en 1937 por una casualidad.
El periodista José Antonio Pastor, describe en el libro Historia del Deportivo Saprissa que se adoptó el morado como color oficial después de que dos hilazas de tela roja y azul se mezclaron por accidente en una de las tejedoras de una pequeña fábrica josefina llamada “El Laberinto”, propiedad de la familia Saprissa.
El resultado de la combinación, un color entre morado y violeta, se complementó con una “S” en el pecho.
Para 1925, la Liga usaba el blanco y negro que heredó de un equipo alajuelense llamado “Once de Abril”, uno de los pioneros del balompié de esa provincia.
Los manudos cambiaron a tonos rojinegros por una situación fortuita: en 1925, Rodolfo Castaing, un allegado al cuadro erizo, intentó comprar camisetas blanquinegras en la tienda “Siglo Nuevo”, único local que en esa época vendía ropa deportiva en el país.
Sin embargo, tuvo la mala suerte de que otro club (La Libertad) las había adquirido primero. Las únicas disponibles eran unas camisetas color rojo y negro a rayas. Castaing no tuvo otro remedio que comprarlas.Y así empezó la leyenda rojinegra.
Herediano de morado
El experimentado periodista Javier Rojas González recordó que cuando Herediano apareció en escena, lo hizo con un uniforme morado con una letra “V” en el pecho que significaba victoria, luego utilizó uno gris que le pertenecía a la guardia del entonces gobernante Federico Tinoco.
Después vino el cambio definitivo al rojiamarillo que lo distingue en la actualidad (ver nota aparte).
Hay un apunte singular para el Club Sport Cartaginés, cuya primera indumentaria fue descrita así por el exdirectivo Rogelio Coto Monge: “gorra y camisa azul con rojo, pantalón azul y medias negras con un vivo en la parte superior”. Ese uniforme precedió el blanquiazul que se convirtió en el titular para siempre.
Los años pasan, los uniformes cambian, pero el color de la pasión sigue intacto.
La historia de los clubes
Imperdible. La camiseta alajuelense ha tenido distintos diseños, empero, por lo general predomina el que luce rayas verticales rojas y negras. Este es el uniforme que utiliza en el presente torneo.
Cambiante. Desde finales de los noventa, Saprissa ha variado sus colores. Recientemente adoptó esta combinación que no se parece en nada a la histórica camiseta que utilizó el club al inicio.
Como España. En 1921 al país se importó de España un juego de uniformes de color rojo y amarillo destinado para el equipo Sociedad Gimnástica Española. Sin embargo, para entonces, este club no tenía plata para sacarlos de la tienda “Siglo Nuevo”. El entonces jugador florense Joaquín “Toquita” Gutiérrez gestionó el trato y los compró para el Herediano. Los uniformes estaban inspirados en los tonos rojo y amarillo de la bandera de España.
Naranja. El Puntarenas F.C., que surgió en 2004, adoptó los colores naranja y blanco del histórico Municipal Puntarenas (fundado el 9 de enero de 1952) Este último hizo suyo dos de los cuatro colores de la bandera de la provincia compuesta por naranja, blanco, azul y verde. Tan popular se hizo el anaranjado que buena parte de los edificios del cantón central porteño están pintados de ese color. En 2008 se le agregó un tono negro al uniforme chuchequero.
Sangre mezclada. La Asociación Deportiva San Carlos tiene un antecedente peculiar: el equipo se formó en la década de los sesenta luego de la fusión de dos equipos de la zona norte que respondían a los nombres de El Maravilla y El Refugio. Uno aportó el color azul y otro el rojo que hoy caracteriza a los toros del norte. En distintas ocasiones se intentó adaptar los colores del cantón, verde y amarillo, pero la idea no cuajó y la tradición rojiazul se impuso.
Santa inspiración. En 1961 el equipo Santos de Brasil vino al país con Pelé como su principal referente; en Guápiles no sólo decidieron bautizar al equipo de la zona con ese nombre sino inspirarse en el uniforme blanco del conjunto brasileño. Para darle un toque personal, los dueños de la escuadra le agregaron una pequeña “S” color rojo que sirvió de distintivo. Ese rojo fue creciendo hasta acaparar más allá del pequeño espacio inicial.
Incógnita brumosa. Cuando nació Cartaginés en 1906 el acta de fundación habla de que los colores oficiales son azul y rojo, luego se vino el terremoto de 1910 y el club entró a un periodo de inactividad. En 1915 se le pidió a unas costureras cartaginesas que confeccionaran un nuevo uniforme y ellas lo hicieron azul y blanco. No hay una versión exacta del por qué el cambio, simplemente se habla de un posible error de las mujeres que lo cosieron.
Verde limón. A la provincia de Limón se le bautizó así por motivo de una plantación de unos limones frente a la casa de un acaudalado habitante de la zona allá por el año de 1840. Cuando aparece la Asociación Deportiva Limonense (Asodeli) el 10 de junio de 1961, no había mejor color que el verde para distinguir al equipo. A inicios de la década anterior el club desciende y en 2009 nace Limón F.C., que heredó los colores del anterior representativo caribeño.
Combinación sureña. En 1991 cuando se funden Generaleña y Pérez Zeledón la dirigencia decidió que lo ideal era unificar también los colores de ambos cuadros. Los generaleños se distinguían por el negro, blanco y celeste, en tanto, “PZ” sólo blanco y azul. El resultado final de la fórmula fue celeste, blanco y azul para los que hoy se conocen como los “Guerreros del Sur”. Esos tonos se arraigaron tanto que el cantón los asumió como sus colores “oficiales”.
Igual que el cantón. Allá por 1979 sube al tablado un club llamado Belén-Calle Flores (hoy Belén-Bridgestone) que a lo largo de los años ha variado de nombres y retocado por ciertos colores, entre ellos, la inserción del amarillo. Sin embargo, nunca perdió los insustituibles rojo y blanco que identifican al cantón. No hay más razón que esa para identificar al club que recién volvió a la máxima categoría. Incluso, su escudo es el del Comité Cantonal de Deportes local.
Regalo catalán. Con la puesta en escena del legendario Orión F.C., un club que se fundó el 26 de junio de 1926, volvió también el color azulgrana a las canchas. Según la oficina de prensa de ese equipo, esos colores se estamparon en la vestimenta orionista inspirados en una camiseta del F.C. Barcelona de España que llegó a nuestro país en el siglo pasado, justo cuando se gestaba la idea de conformar el equipo. Orión ganó dos títulos de campeón nacional (1938 y 1944).
Parker olvida a Longoria con una “Miss”
“En el fútbol hay que engañar”
“El árbitro pesó en el resultado”
Para la “S” fue algo paté...tico
“Piscis” Restrepo resucitó al Pérez
Ruiz se estrenó y busca un campo
Juegos amistosos son una tentación