Nunca es tarde para aprender. Esa es la mayor lección de vida que Luz Mery Rodríguez les ha dado a sus nueve hijos.
Luz es la reina que trajo al mundo la conocida cantante nacional Elena Umaña.
“Lo que más admiro de mi mamá es que nunca se ha dado por vencida, a todos nos sacó adelante a pesar de que no sabía leer ni escribir”, recordó la intérprete de “Chambacú”.
La mamita de la artista contó que tuvo una niñez dura en la que le tocó ser “peona” en su propio hogar, razón por la que no pudo ir a las aulas.
“A mis hermanas y a mí nos tocó trabajar en la casa, todos los días salíamos al campo para estar ahí de sol a sol en Puerto Jiménez”, relató.
La vida de Luz Mery no ha sido sencilla, la clave del progreso es no bajar los brazos, eso fue lo que hizo cuando se separó de su esposo y en lugar de ponerse a llorar buscó la manera de sacar adelante a las nueve bendiciones que Dios le dio.
“A lo mejor no le pude dar a mis chiquillos todo lo que merecían, pero siempre la luché para que tuvieran lo necesario, además del estudio”, contó con cierta nostalgia.
Ya con la satisfacción de ver a sus hijos formados, a Luz Mery únicamente le quedaba una cosa pendiente, lo que no pudo hacer cuando era niña: aprender a leer y escribir.
“Hace seis años fui a una escuela nocturna en Pérez Zeledón, en dos meses y medio aprendí a escribir y leer, lo hago lento pero no importa, yo quería instruirme un poquito”, detalló con mucho orgullo.
Para Elena su mamá es un claro ejemplo de que cuando se quiere, se puede.
“Ella es una guerrera de la vida y un ejemplo de que nada es imposible cuando uno desea algo desde lo más profundo del corazón. Estoy orgullosa de la mamá que Dios me regaló”, afirmó la artista con amor.
De madre a hija
Casera
Luz contó que Elenita siempre ha sido una hija ejemplar, casera y dijo que había que andarla jalando para que saliera de la casa. Le encantaba ayudarla con la limpieza y a preparar la comida.
Su retoño
Natasha Sofia es la razón de vivir de Elena Umaña. La cantante se define como una madre chineadora y responsable, ya que pese a sus obligaciones siempre está pendiente de lo que su pequeña necesite.
Elena no dudó al expresar que de su madre heredó el gusto por el canto. Además confesó que físicamente sacó las piernas de su progenitora.