Domingo 12 de agosto de 2012, Costa Rica

Ciclista

Andrey Amador

Patricia Recio

alba.recio@aldia.co.cr

La pasión del ciclista costarricense le ha dado inmensas alegrías a Raisa Bikkazakova, la mamá de Andrey Amador.

Una fractura de clavícula en media competencia en París y luego verlo ganar la etapa del Giro de Italia, resumen ambos sentimientos que contrastan en los recuerdos de la madre.

Y es que desde pequeño Andrey siempre fue inquieto, según dijo su mamá, las tortas estaban a la orden del día.

“En una ocasión él y un compañero escondieron un caballo de los que ponían a pastar por el hotel San José Palacio, cuando lo vimos fue que llegó galopando frente a la casa”, recordó entre risas Raisa.

Según su mami, lo inquieto nunca le quitó lo buen hijo, pues su mayor preocupación cuando estaba en el colegio era que llamaran a su mamá para darle quejas.

“Siempre me decía, ¿pero no estás triste mami?”, contó la progenitora de Amador.

El menor de los hermanos Amador, curiosamente no es el más chineado, según dijo la matriarca.

Fue esa independencia la que hizo que con tan sólo 19 años se animara a irse a España a competir, lo cual como a toda madre, le costó afrontar, aunque hoy ve los frutos y no hay satisfacción más grande que ver a su retoño cumpliendo sus sueños.

Andrey por su parte aseguró que fue su mamá quien le inyectó ese espíritu de luchar por lo que quiere.

“Mi mamá significa todo para mí, ella siempre estuvo ahí para nosotros de manera incondicional. La admiro porque es muy empredendora, siempre que se propone algo lo consigue. Ella nos enseñó la humildad y el valor de las cosas”, recordó Andrey.

Sobre las nueras, la mamá del ciclista dijo estar ahora más tranquila que nunca, pues sabe que en España hay alguien que chinea y que espera a su hijo al terminar cada competencia.

Siempre que lo visitan en España, en la maleta de Raisa no pueden faltar las Guayabitas, la jalea de naranja y el Zepol para las frotadas tras las carreras.

El platillo favorito de Andrey que elabora su mamá es la lasagna de pollo con vegetales, por eso cada vez que viene o que lo visita no le puede faltar la receta.

En lo que más se parecen, madre e hijo, es en lo terco. Cuando se les mete algo en la cabeza no hay forma de detenerlos, siempre luchan por lo que quieren.