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Juegos Olímpicos La Luna 2030 (poner música de fondo: la sinfonía “Así habló Zarathustra” de Richard Strauss, utilizada en la película Odisea del Espacio)... El Gobierno al fin entrega la ayuda económica prometida a nuestros atletas olímpicos, pero Nery Brenes prefiere que se la den a su hijo Jaden, de 19 años, mucho más veloz que él en los 400 metros.
Gabriela Traña, con 50 años años, dedica la mayor parte del tiempo al consultorio como nutricionista, entrena de vez en cuando y logra hacer la maratón en 3 horas 38 minutos, nada despreciable, aunque una hora más lenta que en sus años mozos, cuando clasificó a Londres 2012.
Heiner Oviedo sigue ligado al taekwondo, pero con un peso de 70 kilos ya no le permitirán utilizar su boleto a los Olímpicos, logrado en la categoría para menores de 58. Bajar a ese peso requerirá todo un coctel de esos productos promocionados en televisión como “receta mágica” para bajar de peso. ¡Baje ya!
César Lizano se dedica a entrenar jóvenes corredores y no sabe si retornar a sus prácticas de alto rendimiento o proponerle al Estado que destine el dinero a nuestros posibles representantes en Marte 2034.
Está bien, está bien, exagero un poco, pues al paso que vamos, será demasiado tarde cuando al fin comience a entregarse el millón de colones mensual, ofrecido en noviembre, no presupuestado en su momento, gestionado, a fin de cuentas sin entregar, como ayuda a la preparación de los atletas rumbo a Londres 2012. Algunos hasta renunciaron a sus trabajos para dedicarse de lleno a la puesta en punto.
Los fogueos, la alimentación, el masaje, el fisioterapeuta y hasta el descanso entre un entrenamiento y el siguiente se necesitan ahora. A punto de viajar a Londres, ¡ya pa’ qué! Si no, entonces sí, mejor pensemos en la Luna 2030.