Londres.- “Yo estoy aquí para contarte lo que no cuentan los periódicos...”, dice la canción que golpetea en los oídos de Mario Montoya, ingresa por ellos y se le mete en el torrente sanguíneo hasta el corazón, casi con el mismo ritmo.
Está al filo de lanzarse a la piscina. Sabe que lo hará solo una vez en Londres. Sabe que será eliminado en primera ronda. Sabe todo lo que ha tenido que sacrificar para proponerse hacer el mejor tiempo de su vida. Sabe también que hay quienes desprecian ese tipo de participaciones olímpicas. Sabe que ignoran los méritos y el esfuerzo de logros menores cuando no se es una Claudia Poll o un Nery Brenes.
“... Calma pueblo que aquí estoy yo, lo que no dicen lo digo yo...” continúa la canción de Calle 13.
Montoya no lo expresa así; analítico, respetuoso, realista con su nivel, parece intentar ser correcto cuando da declaraciones; quizás la canción dice lo que él se guarda en silencio.
“... Creo que los que me señalan con el dedo me tienen miedo porque yo no siento miedo...”.
Se acerca la hora de quitarse los audífonos. De lanzarse a nadar con todo por la oportunidad que le dio el sistema de invitación, luego de sus intentos fallidos por lograr la marca mínima (1.51.60). En el mejor de los casos, Montoya logró este año 1:53.46, pero antes de Londres y una vez conseguido su boleto por invitación, se atrevió a decir que iba a Londres a meterse en los 1:51. ¡¿Cómo?!
“... Para cambiar el mundo desnuda tu coraje. La honestidad no tiene ropa ni maquillaje...”
El rap sigue sonando en sus oídos y se acerca el heat 2. Es su hora. Solo está él y el reto.
Montoya nadaría la carrera de su vida. Nadaría la primera piscina al máximo de sus fuerzas (26.39 segundos) y aunque pagaría un poco las consecuencias en la tercera y la cuarta piscina (con parciales de 28.70 y 28.80), para la última sacó fuerzas de quién sabe dónde, aguantó en los últimos cinco metros cuando sentía no dar más, completó un buen parcial (27.77) y detuvo el cronómetro total en 1.51.66.
Haría su mejor tiempo del año y el mejor tiempo de su vida (si no contamos aquellos con traje de poliuretano, hoy prohibidos por favorecer el rendimiento). Superaría además su presentación su rendimiento de hace cuatro años en Pekín 2008 (1:52.19).
Orgulloso, satisfecho, feliz de la vida, saldría de la piscina con el tercer lugar del heat, la posición 33 entre 40 participantes en los 200 metros libre 2012 y una medalla en el pecho que nadie ve.
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