Edgar Fonseca M., director Al Día

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Gracias Nery por ese triunfazo en Estambul.

¿Es solo el triunfo de Nery?

Nery Brenes es hoy por hoy nuestra máxima carta de presentación deportiva. Si a algunos no les basta un campeonato mundial pues ya los dejamos a expensas de lo que acontezca en Londres.

Pero junto a su talento, a su habilidad y capacidad hay una figura clave, su entrenador Wálter Salazar, hombre silencioso pero riguroso que sabe explotar una piedra en bruto hasta hacerla brillar en las pistas. Todo el bagaje acumulado por Salazar con Nery y otros atletas debe ser aprovechado por las instituciones deportivas públicas o privadas para enriquecerse con su conocimiento y enseñanza. Y, no está demás, husmear alianzas estratégicas con el exterior. Guatemala tiene una sólida relación de formación de cuadros deportivos con Cuba, la potencia regional. No extraña que en los recientes Panamericanos cosecharan siete oros.

¿Cuál es el desafío de esta medalla mundialista?

Soñar y pensar en grande. En especial quienes dirigen las políticas deportivas tienen una tarea enorme de soporte a los atletas consagrados como Nery u otros en labranza que

requieren de trabajo metódico, recursos e infraestructura.

Pero las mayores dudas ensombrecen ese respaldo con una administración que entró y sigue con el pie izquierdo. Ni siquiera ha sido posible que suplan al titular del Ministerio del Deporte. A Nery no le ha llegado el reconocimiento por el oro de Guadalajara. Con ese desorden, lo que queda es poner el dedo en esa llaga.

¿Hay más Nerys?

En Limón y en otras comunidades deben estar escondidos. Lo vemos en el fútbol, Limón tiene uno de lo mejores semilleros que, sin embargo, se pierden por la falta de una visión de desarrollo. De nuevo falta una acción estatal que promueva sobre las bases de los Juegos Nacionales esos talentos y los impulse.