Tiro libre, columna de opinión

Edgar Fonseca M.

efonseca@aldia.co.cr

Golpe manudo en el primer clásico de la semifinal. Pero nada estará escrito hasta que se pite el minuto 90 el domingo en el Morera Soto.

“Machillo” y sus huestes llegaron a Tibás, quizás a labrarse un empate; se encontraron con una infantil expulsión de Arrieta y a partir de ahí el horizonte morado se nubló.

Tapadas milagrosas de Grant, pero se le hizo imposible el dardo del minuto 26 del segundo tiempo, tras dos disparos a boca de jarro y con dos depredadores de área, como McDonald y Alpízar, gatillando.

Triunfo erizo de banquillo y en el campo.

Golpe de fervor. Cierran en su reducto, con su afición, con el marcador y el tecnicismo del empate a su favor. Pero ojo… nada estará escrito con un Saprissa herido y urgido.

A Guimaraes y sus muchachos les queda una semana para reponerse, preparar la revancha y descifrar el acertijo de sacar un resultado que, a hoy, les aparece esquivo. Para despejar la ruta hacia un propósito crítico de gestión empresarial y deportiva que se les empezó a resbalar de las manos desde el domingo trasanterior con la inesperada derrota ante Santos.

En la otra serie, Cartago parece entregado a su suerte. Empezó ganando gracias al “Chiqui”, pero al final terminó doblegado por un Herediano que conjuga experiencia, espuela e ímpetu y que sigue al dedillo las indicaciones el libreto de su técnico.

Todo apunta a un Herediano de finalista a la espera de lo que diriman el domingo morados y manudos.

Así es este fútbol bendito de cada día.

En las grandes ligas, el Madrid, del inefable Mourinho, empieza a dar pasos de animal grande. Llegó a 34 puntos este fin de semana, seis por encima de su enconado rival el Barcelona.

Pero, como dice el mandamás de la selección española, Vicente Del Bosque, aunque la diferencia entre ambos es importante, queda mucha liga por recorrer, por escribirse.