El juego de anoche fue un martirio, de comerse las uñas y estar con los nervios de punta. Sufrido porque así lo quiso la Selección, porque con su planteamiento, así lo preparó Jorge Luis Pinto.
Terco como es, el entrenador se aferró a su esquema conservador, se cargó de defensas y principalmente en el segundo tiempo, el colombiano -no el rival- nos trajo por la calle de la amargura.
Como en el 2004 contra Honduras, con Pinto en el banquillo, Costa Rica jugó tirada atrás, anoche fue lo mismo.
Pinto dijo antes de partir a El Salvador: “no tengan la menor duda de que vamos a atacar”, pero en el complemento aplicó la táctica del murciélago, todos guindando en el horizontal.
¿Cuál ataque?, a la “Sele” le faltó control en el medio campo, manejar la pelota y encerrar a El Salvador.
La Tricolor hizo el 1 por 0, tenía todo para liquidar a un adversario malo, un equipo que prácticamente no le generó peligro, un rival que con la complacencia del árbitro, se dedicó solo a golpear.
El boleto ya casi está en la bolsa, la Selección está a un paso de la hexagonal, pero con ese fútbol, ese sufrimiento, no se puede ir a pelear un cupo al Mundial.
Ya basta de sufrir con un técnico temeroso. Basta de jugar al filo de la navaja cuando se enfrenta a un rival que demostró no tener nada de fútbol. No se puede estar metido en el área ante un adversario que solo quiso boxear.
Es hora de que don Eduardo Li y demás integrantes del Comité Ejecutivo se amarren los pantalones y despidan a Pinto. Ya basta de sufrir, que sufran los salvadoreños con su equipo malo, mal intencionado, que practica el antifútbol.
Que sufran los cuscatlecos, quienes tienen 30 años sin ir a un Mundial. Ya basta, no más. Eduardo Li, abra los ojos y despida a Jorge Luis Pinto.
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