El arquero Osvaldo Quesada Fernández cumplió nueve meses incapacitado, tras su lesión sufrida el 22 de diciembre durante un entrenamiento en la cancha sintética del estadio El Labrador, en San Isidro de Coronado.
Aunque el panorama pareciera aclararse al portero, aún le restan unos tres meses más de terapia, en lo que considera como “la lesión más ingrata de mi vida, porque llegó en el mejor momento de mi carrera deportiva”.
Así lo resumió ayer el arquero, conocido cariñosamente como “Pato”, dado que en su infancia y adolescencia fue un admirador a muerte de los patos “Lucas” y “Donald”.
Inexactitud
La convalecencia de Osvaldo, también llamado “Gata de Lujo” –apodo que heredó de su padre, Víctor Hugo, igualmente exarquerdo nacional–, llegó hasta estas alturas porque, durante los primeros cuatro meses, su lesión recibió un tratamiento correspondiente a un esguince de grado II, cuando, realmente, lo que padecía era una ruptura del ligamento cruzado de su rodilla derecha.
El diagnóstico inicial fue interpretado de un ultrasonido, en tanto que el segundo quedó al descubierto mediante una resonancia magnética, que le fue ordenada ante la persistencia de los dolores y el poco avance de su recuperación. Aunque quedó libre desde mayo pasado, el Cartaginés aún le cubre el salario y el costo de su recuperación.