Tibás. - Decisiones polémicas, promesas cumplidas, ofrecimientos que se los llevó el viento, fue parte de lo que se registró en el extinto mandato de Jorge Vergara en el Saprissa.
Se olvidó del club
Recibido como un mesías en marzo de 2003, el mexicano prometió un estadio nuevo, nunca ponerle publicidad al uniforme y respetar la identidad del club.
Hasta “rajó” con que su avión privado estaría disponible para los viajes del plantel morado.
Él éxito lo acompañó hasta 2008, luego el hilo del triunfo se cortó con fracasos deportivos que le restaron brillo a su gestión.
Dejó de figurar y el peso de su mando solo llegó por terceros.
Lo sacó del infierno. Vergara salvó al club de desaparecer, su plata le dio vida al Saprissa durante 8 años.
Otra identidad. El saprissismo perdió sus raíces ya que los símbolos del club variaron por completo.Uniforme patrocinado“No vamos a prostituir el uniforme”, dijo cuando compró el club. Luego se echó para atrás.
Le cerraron el estadio. Nunca fue bien visto que la CCSS le cerrara el estadio en tres ocasiones diferentes.
Fábrica de jugadores. Como ningún equipo en el país estableció una sólida estructura de ligas menores.
Ordenó la casa. Desapareció los atrasos salariales a los futbolistas. No hubo quejas en ese aspecto.
Fracaso comercial. Luego de vivir un “boom” comercial, el equipo vino a menos en dicha área.
No pegó. Un jefe ausenteAl inicio era la cara visible, luego delegó funciones en otras personas y se desinteresó.
Mascota repudiada. Una de sus últimas invenciones, en 2010, la afición rechazó la nueva mascota que impulsó.
Eterna promesa. Los seguidores morados se quedaron con las ganas de estrenar estadio.
