A manudos no los inquieta cerrar la final en el Rosabal Cordero

Isaac Zúñiga Keith

isaac.zuniga@aldia.co.cr

A la Liga no le preocupa que al rival que tendrán mañana al frente en la gran final del Torneo de Invierno 2011, no le pudieron ganar durante la fase regular del certamen, ni mucho menos, que deberán que cerrar la serie donde no hay más allá, en casa ajena.

Así lo afirmó el asistente técnico manudo Mauricio Montero, quien comentó que esos factores podrían ser utilizados a favor, dependiendo del resultado que se dé en el juego de ida, que para él es el más trascendental.

“Es más lindo (cerrar la final como visitante), porque si nosotros salimos avante en el primer partido, la presión pasa para el otro lado. Si Herediano viene aquí a sacar un resultado positivo, nosotros nos vamos con la presión para allá, ellos manejarían el partido más tranquilo. Va depender mucho del primer juego”, expresó el popular “Chunche”.

Añadió que una final es un torneo aparte, deben evitar el mínimo error porque los privaría del Tricampeonato.

“Una final es totalmente diferente, otra cosa, hay que minimizar los errores, al mismo jugador se le mete en la cabeza que mejor la despeja a la gradería antes de arriesgar. En un despiste se puede ir el campeonato”, finalizó.

PICANDITO EN EL ÁREA

Juan C. Arguedas, Alajuela

Ejemplo y premio a la tenacidad

Uno de mis recuerdos más agradables de las varias finales que disputé y gané con Alajuela ataña a Carlos Mario Hidalgo.

El compañero, se había pasado toda la temporada en la banca y, a última hora fue convocado por el entrenador para jugar la final. El se había perdido alrededor de 40 juegos, pero nunca desmayó a la hora de prepararse.

Carlos Mario que, entre otros tenía la competencia de Óscar Ramírez, Álvaro Solano, Joaquín Alberto Guillén y yo entre otros, no solo tuvo su debut sino que fue el mejor de todos. Hoy lo recuerdo como un ejemplo a la perseverancia. Tuvo su premio.

PICANDITO EN EL ÁREA

Nilton Nóbrega, Heredia

¡Qué Bernardino más furibundo!

Estábamos por salir al terreno de juego, en el estadio “Fello” Meza, en la final frente al Club Sport Cartaginés.

Como podrán imaginarse el ambiente estaba tenso.

Inesperadamente, se me ocurrió, a manera de romper el hielo o liberar un poco de adrenalina, a jalarle la capa a Bernardino “Nino” Chávez, el portero de Cartago que, para ese entonces, gustaba se disfrazaba de Batman.

Bueno, lejos de que el resultado fuera una agradable broma sucedió todo lo contrario: Nino reaccionó furibunbo.

Obviamente, él también estaba tenso. Fue la final de 1979.