Nueva York, Estados Unidos / AP.Al hablar sobre Novak Djokovic siempre se resaltaban detalles y cualidades alejadas de su desempeño en la cancha de tenis.
Era el bromista de las imitaciones de Maria Sharapova y Rafael Nadal; el que se ponía a bailar sin desparpajo tras un partido.
Nadal y Roger Federer eran los dos grandes maestros. Y Djokovic? Ocupaba un tercer puesto.
Hasta que algo pasó en el 2011, ya que el serbio derribó la hegemonía de los de arriba y de qué manera: con la mejor temporada en mucho tiempo.
Conquistó tres coronas de Grand Slam, su segundo Abierto de Australia y las primeras consagraciones en Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos.
La colección completa en el mismo año se frustró cuando se tropezó ante Federer en las semifinales de Roland Garros, diluyéndose en el polvo de ladrillo parisino una racha de 43 victorias en fila, quedando a una de igualar a John McEnroe por la marca del mejor inicio de temporada.
Esa derrota sólo postergó su ascenso a la cima de la clasificación mundial, el cual se concretó un par de semanas después en Wimbledon, imponiéndose sobre Nadal en la Catedral del tenis.
Mucho se siguen preguntando qué hizo Djokovic para elevar su nivel a alturas insospechadas. Se habla de su dieta con productos sin gluten, que si ganar la Copa Davis con Serbia al cierre del año previo hizo dar rienda suelta a su confianza, que se entrenaba mejor. Más bien se debe indicar que Djokovic sencillamente cuenta que tenía que dar un paso adelante si quería superar a los dos gigantes del tenis mundial.
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