Nos crecimos contra España, nunca nos dimos por menos

BryanRuíz

Futbolista

Yo llegué a soñar con una buena actuación ante España, el sueño era válido, lo que pasaba es que en la realidad ganar o empatar era una posibilidad muy difícil, no imposible, pero sí muy difícil, porque se trataba de enfrentar a un equipo cargado de jugadores de talla mundial, valorados en millones de dólares, que tan solo hace un año fueron campeones del mundo.

Entonces usted se pregunta qué sucedió para que pasara lo que vimos en el Estadio Nacional. Lo primero fue la actitud que se tuvo en la cancha, porque a pesar de que sabíamos que estábamos en desventaja por la calidad de selección que enfrentábamos, nosotros nunca nos dimos por menos.

Esa confianza que teníamos se juntó con un aspecto muy importante, que fue la estrategia de nuestro entrenador Jorge Luis Pinto, estudió al rival y planificó el juego. Entre muchas cosas, hizo un bloque defensivo, nos pidió tener la pelota, cuidarla y sacarle el máximo provecho.

Cuando llegó el gol de “Chiqui” pensé de todo, me llené de felicidad, miré a las gradas y vi la celebración.

Habíamos herido a España, pero ahí no podíamos cambiar. Anotamos el segundo con Joel y la sensación fue increíble.

¿Qué pasó en el segundo tiempo? ¿Por qué cambiamos? Es la pregunta que hay en el ambiente. A España no se le puede jugar igual los 90 minutos, ellos estaban dolidos, se sentían humillados, tenían que lavarse la cara y para una selección de esa categoría, anotar dos o cuatro goles en 45 minutos es cosa sencilla.

Por eso, si jugábamos de tú a tú posiblemente nos hubieran anotado varios goles porque Del Bosque adelantó más las líneas, tocó el balón con mayor fluidez y atacó con todo y si no hubiéramos puesto mayor atención al trabajo defensivo, ellos lograrían anotar con facilidad.

Después de un enorme esfuerzo, mucha actitud y gran alegría en la gradas y en la cancha, lo que más duele es que el empate llegó sobre el minuto 90.

Me siento orgulloso por la buena labor que hicimos, pero reconozco que me quedó una espina, porque el triunfo histórico que acariciamos se nos escapó.