Opinión

JulioRodríguez

Periodista

Los aficionados, los seguidores del Herediano y la gente decente no salen de su asombro por lo que pasa en el club.

Es un caso único en el historial del fútbol tico que si se sumerge en la impunidad puede afectar al balompié local.

¿No está el fútbol expuesto a la penetración de la corrupción y de la mafia?

Precisamente por estas amenazas no hemos cejado en nuestro empeño en hacer conciencia sobre la necesidad de actuar con rapidez y eficiencia.

El tiempo en esta materia, y dados los antecedentes de Mario Sotela, corre en contra de este club y el fútbol tico.

Italia ha podido lidiar con estos hechos por su dirigencia y por su ordenamiento interno. Nosotros no tenemos esta fortaleza. Procedemos de buena fe, confiados en la bondad de la gente, sin advertir que los tiempos cambian.

Llaman la atención algunos hechos. En primer lugar, la aceptación, de parte de Sotela, de la renuncia de Odir Jacques. Un golpe contra la afición y el club, sin tener en cuenta para nada sus méritos ni el futuro del club.

En segundo lugar, el ocultamiento ha sido la norma en las relaciones entre el club y la afición. No proceden así las personas honorables o sensatas. Si Sotela, al parecer sin sostén financiero, ha sobrepasado todo límite moral y legal, cabe, entonces, preguntarse cuál es su designio.

Una hipótesis podría ser la venta del club. Ignoro si cabe en el arreglo hecho con la asociación, pero no se debe descartar esta posibilidad, dada la confusión imperante en este club. Toda persona o toda institución aquejada por graves problemas financieros está expuesta a este desenlace: bueno, si lo preside la ética; pésimo si las intenciones son otras.