“Es el mayor susto de mi vida. Mis compañeros me han contado que hasta dejé los ojos en blanco y empecé a enrollar la lengua. Tuvieron que meterme el dedo en la boca para evitarlo. Pablo Salazar creyó que estaba muerto”.
Así describió el lateral del Herediano, Júnior Alvarado, lo que vivió el domingo anterior en Puntarenas, cuando perdió el conocimiento tras chocar su cabeza con un jugador “chuchequero”, al buscar despejar el balón del área.
“No sabía lo que me había pasado. Lo primero que hice fue levantarme y vomitar; fue ahí donde desperté y me vi en la ambulancia y me pregunté: ‘¿qué me pasó?’ Le consulté al doctor qué había sucedido”, contó Alvarado.
“Todo el proceso cuando estuve en la gramilla y me montaron a la camilla no lo recuerdo”, agregó el futbolista, que estuvo en observación primero en el hospital Monseñor Sanabria donde le realizaron unas placas, y posteriormente fue traslado en ambulancia al de Heredia donde permaneció casi hasta las 11 p.m.
Júnior aún presenta dolor de cabeza y mareos, síntomas normales producto del trauma. Estará en reposo dos días más. “Tengo la cabeza del lado de derecho un poco inflamado, y al masticar algo muy sólido, me resiento por la misma inflamación”, concluyó.
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