Deportes
Miércoles 25 de julio de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

El “bautizo” de los Juegos

Más carreras que Bolt

Antonio Alfaro, enviado a Londres

analfaro@aldia.co.cr

Fue el día más corto y uno de los más largos de mi vida.

Me robaron unas cuantas horas y sospecho que nadie me las va a devolver. Subí al avión en Costa Rica a las 5 p.m. de un lunes y aterrizamos en Londres a las 3p.m. del martes, casi un día completo, cuando el viaje en realidad tan solo había durado poco más de 15 horas, con todo y escala en Madrid. ¿Un día de 17 horas? Capricho de los viajes.

Fue sin embargo un viaje largo, lejano a los días de niñez en que un asiento de avión se convertía casi en trono para un Jubileo. Esta vez, estrecho, incómodo, más aún para quien se obliga a dormir con tal de ir ajustando horarios, por momentos se siente de piedra. Por más que se encorva, se estira, se hace para un lado, se hace para el otro, pega la cabeza contra la ventana, la mete entre las piernas casi en posición de aterrizaje forzado, los ratitos de sueño se van tan rápido como vienen.

Una película indú ayuda a pasar el rato, tan pronto usted se acostumbre a escuchar el doblaje en el más ibérico de los castellanos. Al menos no era Diamantes de Sangre, cuyo corto alguna vez no pude asimilar, con un Leonardo DiCaprio, diciendo “joder”, “tío”, “hostia”.

De verdad, ¡joder! Además de campeones del mundo en fútbol y de la Euro, son campeones en doblaje. ¡Bienvenidos a Londres! –dice por fin el capitán- y la joven del asiento de atrás estira sus pies por el pasillo. Apenas alcanzo a mirar de reojo sus uñas pintadas levemente de blanco y la banderita de Brasil en las sandalias. Todo el mundo viene a Londres en el mismo avión: el equipo de voleibol femenino de República Dominicana, unos atletas de Ecuador, otros de Argentina, el presidente del Comité Olímpico de Nicaragua y su esposa… y.., perdón, era un hombre y no una dama el de las sandalias brasileñas.

En Londres 1948, medio millón de personas siguieron las competencias; para Londres 2012, se calcula en 4.800 millones.

Llegamos y siguen llegando periodistas a “la tierra de Usain Bolt”. El jamaiquino es quizás el atleta más explotado por la publicidad. Aparece en pantallas, manteados gigantes, en las paredes de los edificios, como estelar de una compañía de tarjetas. Una vez en Londres corrimos tanto o más que él, primero en tren, luego en taxi y por último a pie, hasta el centro de prensa, resolviendo contratiempos de aquí para allá con nuestra acreditación. “Al final (como decía la última frase de la película india doblada al español)… al final todo salió bien”.