Mariela Porras, nuestra campeona de los 48 kilos en el boxeo aficionado, no logra zafarse del “clinch” (abrazo) que la mantiene aislada de toda a actividad, como ocurrió el fin de semana pasado con el Campeonato Centroamericano o, incluso, que le puede excluir de los Juegos Deportivo Centroamericano de marzo entrante.
La medallista, vecina del barrio San Bosco, en San José, está fuera de circulación porque llegó al tramo final de su carrera universitaria de odontología y no tiene tiempo para nada más.
“En este momento hago la práctica profesional. Todos los día termino a las 5 p.m. y luego tengo que ir a clases. Al final, no solo acabo muy tarde, sino que realmente muy cansada. No tengo tiempo para entrenar”, dijo la púgil, la mayor de dos hermanos.
El lunes por la noche, le robó una hora al poco tiempo que dispone, y apareció por el gimnasio de Plaza González Víquez para y apoyar a sus compañeros de la Selección Nacional de Boxeo Aficionado.
“No se imagina cuánto me duele perderme este Centroamericano. Espero el año entrante estar más liberada para regresar a los entrenamientos y a las competencias”, aclaró la joven que, pese a la prolongada ausencia, todavía conserva su peso.
A su juicio el nivel del boxeo en el istmo ha subido bastante.
Mariela trabaja en un proyecto de tesis relacionado con la búsqueda del protector bucal más adecuado, no sólo para los boxeadores, sino también para todo aquel deportista que practica disciplinas de alto contacto personal como podrían ser las de artes marciales, baloncesto y el fútbol.
