Esteban Cuvardic, editor

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Wálter Centeno ha sido un grande del Saprissa. De eso no hay duda. Quizás esté entre los 10 grandes ídolos del cuadro morado en su historia.

Pero todo tiene su fin y ahora se acerca la despedida del “Paté”, uno de los integrantes de la mejor generación de futbolistas en la historia de nuestro país: la que clasificó al Mundial del año 2002.

Más allá de su calidad futbolística, Centeno tiene un enorme ego, quizás tanto como su habilidad con el balón.

Por eso me parecen muy exageradas las camisetas que está promocionando, las cuales dicen “yo lo vi jugar” y “ahora quién podrá defendernos”.

Ese “yo lo vi jugar” me suena como si Centeno hubiera sido una especie de “Pelé”, o algo así como un jugador extraterrestre, un futbolista irrepetible, de otro planeta.

No es para tanto, Wálter. Que merece el partido de despedida, sin duda.

Que fue un muy buen jugador, es cierto.

Que los morados lo adoran, más allá de su carácter, tampoco hay duda.

Que muchos no lo soportan, también es verdad.

Que es todo un personaje, ni hablar.

Otro que deja huella con lo que dice y hace, pero a nivel internacional, es el italiano Mario Balotelli.

Gran delantero, dueño de un físico impresionante (por algo se quita la camiseta en los partidos), con sólo 21 años vive un gran presente. Pero es un irresponsable, un inmaduro, al posar para fotos en fiestas bebiendo alcohol o fumando de una enorme pipa.

Mala imagen la del “Loco” Balotelli, a quien hay que sumar sus incontables líos amorosos con mujeres de dudosa reputación. ¿Terminará igual que el legendario George Best, estrella del Manchester United en los sesentas y setentas, quien antes de tiempo tiró por la borda su carrera?