Para empezar…le salió barato el paseíto español ayer en Manizales a una Selección Sub-20 sin brújula con un coladero de defensa y un Joel Campbell perdido en el espacio. Aquello se nos nubló en un dos por tres.
… Y de esta semana: se nos viene soplado el eterno clásico del fútbol local. Los archirrivales Liga y Saprissa miden fuerzas en frío. Pero el clásico es punto y aparte.
La Liga necesita marcar la cancha temprano. De por medio tienen la Concachampions, en el grupo de la “muerte”, con la crema y nata de EE.UU., México y Honduras.
Su técnico ha sacado a relucir esa espuela que solo la experiencia otorga. El “Machillo” Ramírez acumula horas vuelo como jugador y como técnico. Eso se refleja en la continuidad de logros, en la estabilidad de su propuesta, en sus decisiones aunque, a veces, no sean del gusto de todos.
En la otra esquina: Saprissa con nuevos dueños, nuevo entrenador, nuevos bríos y dispuesto a no ceder ni un milímetro a la Liga. La “S” parte con expectativa e incógnitas. Los morados solo esperan el campeonato. Está por verse si el tiempo de conjunción de la nueva estructura es el suficiente para esa meta que, a decir del presidente Juan Carlos Rojas, es el objetivo número uno. Su entrenador, de la casa por su propia voluntad, con dos mundiales a cuestas y una opaca pasantía en el exterior, se conoce al dedillo, como el “Machillo”, el libreto de los clásicos: nervios de punta, presión, mañas, talento, estrategia, descuidos y zas. Clásico de clásicos: no hay otro en nuestro fútbol.
Prueba de fuego para dos cuadros que vienen saliendo apenas de sus pretemporadas, que van tras el resultado por hegemonía. ¿Quién se lo llevará?
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