Todo está listo para vivir una serie semifinal de clásico que desde hace rato no se ve.
Los equipos están listos, el ambiente en el Ricardo Saprissa será inmejorable y el espectáculo está servido, aunque quizá no totalmente garantizado.
¿Por qué? Porque el timonel Alexandre Guimaraes ya dijo el jueves que más allá de jugar bonito lo que importa es ganar, por lo que quizá haya más control de pelota, tomando en cuando que la Liga poblará su mediocampo e intentará contragolpear con la velocidad de Allen Guevara.
Morados y manudos cerrarron ayer su preparación, definieron sus equipos y se concenetraron para librar la primera batalla en la “Cueva”, donde hace 15 días se vieron las caras y repartieron puntos al empatar a dos.
¿Favorito? Se habla de Alajuelense por su bicampeonato y su experiencia en esta serie, ante un Saprissa que ha quedado debiendo en los últimos torneos y que pesar de sumar 15 juegos invicto dejó algunas dudas de su nivel.
“El cuadro logró un ascenso muy importante, que lo puso en zona de clasificación y esto devolvió la credibilidad, tuvimos algunos baches pero supimos levantarnos”, afirmó Guima, esperando que el empate en los últimos minutos de Puntarenas y la derrota ante Santos, que le remontó una ventaja de dos goles no llegue a afectarlos en toda la serie.
Ya no asusta
Del lado rojinegro la posibilidad del tricampeonato los hace olvidar los malos resultados obtenidos en el cierre de la primera fase y que los hizo perder el primer lugar, el que tuvieron en sus manos la mayoría del certamen.
El empate a dos en Tibás los llenó de motivación y dejó en claro que estos juegos se les dan bien y afirman que ahora la “Cueva” ya no los asusta, como quizá pasó hace algún tiempo.
“Ya no asusta, es mas motivación, uno se siente mejor. Sabemos a lo que vamos y lo que tenemos que hacer”, asegura Cristian Oviedo, el de más experiencia del conjunto erizo y quien ha jugado muchas veces en Tibás.
“Nervios no hay, más bien dan ganas de jugar ahí. Para estas instancias los escenarios están lindos y todos sueñan con jugar a estadio lleno”, menciona por su parte el arquero Patrick Pemberton, quien tiene la fórmula para no escuchar a los aficionados locales.
“Hay que ponerse algodones en los oídos para no escuchar nada y jugar como lo hicimos el último partido”.
Todo está listo, la fiesta del clásico causa pasión y locura, aunque la apuesta no es clara.
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