Columna de opinión

Antonio Alfaro

Editor

Me gustaría un asueto ante tanta lluvia por el huracán Jova, y de antemano por todos los huracanes venideros, que invitan a quedarse en casa entre las cobijas, hasta que alguna gotera suspenda el mundo ideal.

Caería bien otro asueto en los tiempos de reparación de platinas, tan complicados, lentos y caros como los superados no hace mucho. Ya volverán, más temprano que tarde, poniendo de nuevo a prueba la paciencia, elevando el ‘rating ’ de los programas de radio matutinos, llenando de boronas de galleta el asiento del carro.

Estaría rico un asueto para el próximo clásico entre el Real Madrid y el Barcelona y las once fechas restantes de la Liga de Campeones. Pero si es mucho pedir, como sospecho, escogería el mes completo de Juegos Olímpicos. Hasta podríamos atribuirle valor educativo, apto para estudiantes y maestros.

De todos los asuetos habidos y por haber, ninguno tan singular como el pretendido para el próximo 15 de noviembre, cuando a las dos y media de la tarde se dé el esperado, casi sin precedentes, lujoso fogueo ante los Xavis, Iniestas, Piqués, Villas, Ramos, Casillas, Torres...

Solo igualado por la venida del Real Madrid de los años 50 ó las dos visitas de Pelé con el Santos, en 1959 y 1972, el fogueo contra España, con casi medio Barcelona entre los posibles convocados, es un juego que ningún fiebre del fútbol debería perderse.

Para un periodista deportivo será día de trabajo, así el asueto lo pida Laura Chinchilla, Óscar Arias o Benedicto VXII, pero igual dan ganas de que Costa Rica entera se siente a ver el partido.

Las ganas, sin embargo, no me alcanzan para encontrar razones de peso al día libre por decreto presidencial. Un día de vacación sería lo justo y necesario, a criterio de este mortal. El asueto, eso sí, sería de campeonato mundial.