Deportes
Viernes 13 de enero de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

El atacante contó a Al Día sus primeros días en Suecia

Congelado de pies a cabeza

Esteban Valverde

esteban.valverde@aldia.co.cr

Congelado, con poca luz solar y mucho frío, así comenzó la aventura en Kalma, Suecia, para el delantero, Jonathan McDonald, quien ya suma once días tratando de sobrevivir a temperaturas entre -3° y 5° centígrados.

“Hay que abrigarse bien, pero a mí no me gusta andar pesado, entonces lo que uso es una licra, un par de medias y dos pares de guantes, porque el frío es muy fuerte, es tanto que duelen los dedos”, comenta el ariete.

Y es que el frío afecta en todos los aspectos y McDonald ahora hasta debe de tener cuidado cuando tose, ya que una gripe en Suecia es de preocupación.

“El frío hace que el músculo sea más sensible. Además cualquier roce en la piel te hace sangrar, el departamento médico está muy al tanto, si a uno lo escuchan tosiendo preguntan si le duele el cuerpo”, cuenta.

El día para McDonald pasó de ser de 12 horas a seis, por lo que trata de aprovechar la poca luz solar a la que tiene acceso.

Otro de los elementos que sorprendió al nacional fue encontrarse precios altos, sobre todo de la ropa, la cual es necesaria por el fuerte invierno.

“Un jeans acá vale ¢50 mil y eso que está en oferta, y me compré una suéter que me costó como 800 coronas suecas (¢58.431), es caro pero necesario”, valora.

Jonathan es claro en que aunque se pagan precios altos, al menos se ve que los impuestos son bien invertidos.

“Kalmar es una ciudad muy pequeña. Ahí todo el mundo se conoce. La podría relacionar con La Fortuna de San Carlos. Es antigua, con calles de adoquines, los huecos aquí no existen”, manifiesta entre risas, quien fuera el goleador rojinegro.

Su principal apoyo en el camerino es el volante brasileño Daniel Mendes, quien le ha facilitado la inclusión al costarricense, gracias a que puede traducirle del sueco al español.

“Además Mendes me recoge y me deja luego de las prácticas, me ha ayudado mucho”, dice.

Aunque todavía no ha manejado, al atacante no le da temor mandarse a las bonitas calles de Kalmar, aunque asegura que no se pueden hacer muchas de las maniobras que acá se realizan.

“Perderse acá es complicado, ya que uno no puede dar vuelta hasta los 6 ó 7 kilómetros, no es como en Costa Rica que uno da vuelta donde sea”, agrega el tico.

El singular peinado que posee McDonald le sirvió para medir qué tan accesibles son los suecos, y en qué tanto se fijan en las otras personas.

“El peinado lo mantengo (dice entre risas). Aquí la gente no es como la latina que pregunta más, que se interesa en cómo se siente uno. Aquí es más tranquilo, se preocupan más por ellos, es más fría”, apunta.

La familia siempre se extraña, por lo que McDonald no duda en llamar las veces que lo necesite a su esposa Andrea y su hija, Emelyn. “Hablamos todo el día por Internet y por mensajes de texto. Ellas llegarán en febrero”, confiesa el goleador.

Jonathan con su voz y risas refleja la ilusión de estar fuera del país, por lo que espera superar el invierno, cuando tenga el calor hogareño cerca.