Deportes
Miércoles 1 de febrero de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

De niños engañados a vacas sagradas

Amado Hidalgo, periodista

Periodista

redaccion@aldia.co.cr

En este país, las escuelas deportivas pululan por doquier, en los centros educativos, en cada club de Primera o Segunda División.

Todo exjugador es potencialmente un director de la escuelita que lleva su nombre, para que los papás sepan que están en buenas manos.

El futbol infantil es un negocio. Y yo diría que un negocio mercenario. Solo eso explica que Saprissa haya roto su política “vergariana” de jugar el torneo únicamente con nacionales. ¿Dónde está la inversión en ligas menores? ¿Dónde están las promesas de las que el “profe” dijo al orgulloso papá que la iba a romper?

Seguramente lo único que rompió fue el bolsillo a los padres, y la ilusión por ver a su retoño debutando en la máxima categoría, tras años y años de llevarlo y traerlo, de oír halagos engañosos, de poner dinero para viajes y de engordar las arcas del club que cumpliría sus sueños.

“La Masía” del balompié tico está compuesta de canchas tugurientas, jugadores- técnicos que ni siquiera son capaces de hablar con coherencia, aunque hayan sido doctos como futbolistas, tragamonedas que engullen a los niños con la promesa de convertirlos en los ídolos, pero que los devuelven a la realidad con una frustración tal que ni en el playstation pueden competir.

Y entre todos, llegan a la Primera algunos de los menos malos, pero casi siempre los más apadrinados: los hijos de futbolistas, familiares de directivos, amigos de la casa.

Por eso no es de extrañar que mientras miles de aspirantes a goleador se quedaron a mitad del camino, por falta de talento de su profesor, más que de condiciones propias, ahora Saprissa busque en otro país a su goleador.

Al paso que vamos, terminaremos como empieza La India su aventura en el futbol profesional: con un torneo de veteranos, conformado por vacas sagradas del resto del Mundo.