Opinión

Antonio Alfaro

Editor

analfaro@aldia.co.cr

Si yo fuera político inventaría un premio de 1.000 salarios base a todo atleta tico que se coroné campeón mundial, pagadero de inmediato, apenas ponga un pie en tierra en el Juan Santamaría...

¡Siempre y cuando el triunfo se dé en año bisiesto, en el mes de cumpleaños del atleta, si este es menor de 30 años.

Lo pagaría en dólares, ¡qué digo dólares! ¡En euros! Así sin mucha “traba”, ni jurados debatiendo un año entero quién lo merece, sin escatimar si son uno, dos, tres o diez los ganadores de un título mundial o una medalla olímpica.

Bastaría con que toda Costa Rica lo haya visto en vivo por televisión, con una audiencia del 30%, esa que alcanzan los programas más vistos en su mejor momento.

Dispuesto a superar de una vez por todas tanta burocracia, alcanzaría con que la hazaña se haya dado en horas hábiles oficiales (horario de Costa Rica; no del país de la competencia). Incluye, en favor del atleta, todos aquellos sábados con oficinas gubernamentales abiertas.

El premio aplicaría para todas las disciplinas reconocidas por el Comité Olímpico Internacional, excepto la natación, el boxeo y el atletismo, donde Claudia Poll, Hanna Gabriels y Nery Brenes ya habrían ganado el dinero correspondiente. En aras de no limitar las posibilidades y de incentivar el desarrollo de cada vez más deportes, esos premios se reactivarían una vez otorgados los reconocimientos a campeones mundiales ticos en los restantes 23 deportes olímpicos. Por lo demás, el galardón tendría solo un pequeño “asterisco”, el de “aplican restricciones”.

Paralelamente, instauraría diez salarios base al político o candidato que consiga fotografiarse de primero con el atleta recién llegado. Este premio, sin embargo, sin mayores requisitos, debido a la gran competencia.