Redactor
Una tortuga argentina fue la principal aliada de Saprissa anoche en Limón.
Pese a que se caracterizan por ser lentas, de poca reacción, ayer fue rápida de mente, ágil. Se avivó de un balón que quedó suelto en el área caribeña, para salvar un empate (1-1) más que sudado para los morados.
Transpirado más de la cuenta para los tibaseños, por la complicidad de su técnico Alexandre Guimares, quien plantó un esquema táctico en el primer tiempo que nunca le dio réditos.
Colocó un único hombre en punta, Gustavo Martín Fernández, el famoso “Tortugol”, quien fue presa fácil del muro defensivo limonense; cinco volantes en el mediocampo buscando tener posesión de la pelota, intención que se quedó solo en eso.
Tampoco hay que quitarle mérito a Limón, que eso sí, suma ya ocho juegos sin ganar, y ayer probó una nueva fórmula para acabar con esa mala racha.
Sentó a la mayoría de jugadores de experiencia y le dio espacio a su sangre joven, que le puso muchas ganas, ímpetu y hormonas.
Complicó a la “S” aprovechando el biotipo de sus futbolistas, su velocidad y juego vertical. No la dejó pensar, secaron al “Paté” Centeno, a Manfred Russell, Yeltsin Tejeda y Luis Diego Cordero. Le tapó la salida por los laterales, y mejor aún, la puso contra la pared con un pedazo de gol de tiro libre, al puro ángulo de Kendrick Pinnock al cierre de la primera mitad. Me quité no el sombrero, pero sí la gorra que portaba.
Sin embargo, “Guima” se dio cuenta que debía variar su libreto. Hizo ingresar al “Tanque” Castro, tuvo más poder ofensivo, su media cancha carburó, el juego se volvió intenso, dinámico, y “Tortugol” pudo festejar al 57 su primer tanto con los morados. Para él fue como quitarse su caparazón de cemento, pesadísimo, porque tenía tres años de no anotar.
Salvó el punto para Saprissa, que llegó a 26, uno menos que el líder Pérez Zeledón, que se le puede escapar si vence hoy a Herediano de local.
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