Deportes
Lunes 15 de agosto de 2011, San José, Costa Rica
Pasión por el deporte

Bonito juego ayer en Puntarenas

Liga encendió la olla mágica

Franklin Arroyo

farroyo@aldia.co.cr

Puntarenas. Alajuela sacó la maña, el oficio, el toque y la experiencia para derrotar a Puntarenas en la “olla mágica” del Lito Pérez con un contundente 1 a 3.

Los manudos recargaron su trabajo en el volanteo de hombres como Luis Miguel Valle y Cristian Oviedo, con demasiada espuela, para ganar el pulso a un medio campo con talento, pero aún en formación.

Brenes, Barquero, Flores forman una línea media que genera opciones, que juegan en corto o bien meten el pelotazo, que abre por las bandas, que desequilibran por el centro, pero que acusa la falta de un volante recuperador, un hombre de maña, que marque, que haga el juego sucio, que haga la pausa... un Cristian Oviedo.

Alajuela tomó ventaja y administró el juego, apretó dientes cuando se tuvo que defender y volvió a la carga cuando lo empataron. Hizo un juego de mucho mérito.

El encuentro en sí dejó muchas cosas buenas... la propuesta porteña, valiente, de ir al frente hasta con siete hombres. Si le damos tiempo, puede aspirar a mucho más que hacerle un buen partido a los grandes.

Su contraparte, Alajuelense, manejó con fundamento el medio campo, se agrupó para defender, administró el tiempo y el balón. Es un cuadro trabajado y suele ser letal en la ofensiva.

Ayer tiraron catorce veces a marco, nueve de ellos directos, lo que habla del volumen de juego que tienen.

Deparó el juego además, entre lo positivo, el gol 100 de Alpízar, el regreso de Jorge Davies, con exceso de ganas, aunque no tuvo la bola, el debut de Verny Rodríguez, la buena pinta del lateral brasileño Eder Nelson, la jugada del tercer gol manudo, el estadio casi repleto, el comportamiento de la afición...

Pero sí carece nuestro fútbol de intensidad, porque si a esos buenos argumentos le agregamos velocidad y constancia, el crecimiento del balompié nacional sería evidente.

También hubo cosas malas, como las faltas que provocaron los penales, innecesarias e infantiles en ambos casos, la displicencia de Díaz para lanzar el penal, los gritos a Lagos, un todo corazón, el calor y un marcador quizá demasiado abultado para el local.