Alajuela.- Cuando vestía la camiseta liguista, Carlos Castro vio las dos caras de la moneda, celebró en campos ajenos, pero también cómo el rival le apagaba la fiesta a su equipo de local.
El exmundialista de 2002 recordó que cuando iniciaba en la Liga vivió la experiencia de que Saprissa le arruinara una celebración al que fuera su club en el propio Morera Soto.
Ocurrió en 1998. “Recuerdo que detrás del estadio, en la Liga tenían una carroza lista, pero Saprissa nos ganó con nueve hombres y obligó a una final nacional. Ya estaba todo listo para montar la caravana, 15 días después nos celebraron en el Morera Soto y fue peor”, detalló.
Diez años después, se repitió la historia ante el mismo oponente.
Esta vez en la serie por el torneo Verano 2008.
“Que le celebren en la casa de uno es un golpe muy duro, complicado. En 2008 los compañeros estaban tan dolidos, que nadie quiso salir por el trofeo de subcampeón. Sólo fuimos Pablo Gabas y yo”, recordó.
Desazón
Sobre aquellos minutos posteriores al encuentro final, contó que “en el camerino había una desazón muy grande. Todos estaban tristes y afuera, los jugadores del Saprissa recogiendo el trofeo de campeón y celebrando con su gente; mientras, los liguistas salieron tristes para sus casas”.
Castro reiteró que también se dio el gusto de dar la vuelta olímpica en un campo ajeno, particularmente en la campaña 2004-2005, cuando eliminó al Saprissa en el llamado Clausura. “Fue muy bonito celebrar en cancha ajena, nos quedamos unos minutos y nos paseamos por la cancha con el trofeo, cuando terminanos no quedaba ni un alma, todos los saprissistas ya se habían ido del estadio, hasta parecía que asustaban en el Ricardo Saprissa”, acotó.
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