Salir campeón y dar la vuelta olímpica en la cancha del rival de turno marca una huella imborrable en la historia del ganador; al perdedor le deja una cicatriz que tarda en sanar.
Mañana, Alajuelense podría unirse a la lista de equipos que levantaron el trofeo de monarca ante los ojos de una afición extraña; eso sí, tendrá que fajarse contra el envalentonado “team” florense respaldado por un apoyo masivo de su gente.
La tarea rojinegra no se antoja sencilla, máxime que en los últimos 30 años sólo hubo ocho casos en los que un club festejó en campo ajeno en una serie final.
El caso más fresco se dio en el escenario de mañana, el estadio Rosabal Cordero donde Herediano tropezó 0-3 ante Liberia Mía. Ocurrió en el torneo Verano 2009
En lo que respecta a los rojinegros, la última vez que el León salió rebosante de un estadio enemigo fue hace 20 años cuando venció por la mínima al Saprissa en San Juan de Tibás.
Después de ahí la moneda se le volteó y en tres ocasiones vio como su principal contrincante le pintaba la cara en el Morera.
El presente es otro, por ello, en la acera rojinegra el objetivo es festejar en el Rosabal. “Tengo dos finales y ambas las gané en casa, esta tercera tiene ese sabor extra. Me han contado que ganar un campeonato en otro estadio es una experiencia única, quiero vivirlo”, apuntó Luis Miguel Valle.
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