Deportes
Sábado 22 de septiembre de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

El tico Leonardo Adams vivió un calvario en Guatemala

“Esto no se lo deseo a nadie”

Isaac Zúñiga Keith

isaac.zuniga@aldia.co.cr

Para el olvido. Así fue la experiencia que vivió el delantero costarricense Leonardo Adams, en su paso por el equipo guatemalteco Cobán Imperial, de la Segunda División.

El lunes anterior, a la dirigencia del club chapín se le antojó despedirlo sin ningún tipo de justificación, y a partir de ahí comenzaron las congojas y el calvario para él, digno de un guión de película.

Primero, querían que Adams firmara el finiquito del contrato, que lo vinculaba al Cobán Imperial hasta mayo de 2013, y a cambio le entregarían solo 800 dólares (¢398 mil).

“Me llevaron un cheque de 15 días trabajados, les dije que negociáramos porque así yo no podía irme. Me respondieron: ‘eso es lo que le vamos a pagar y firme aquí’. Yo me negué, y además, me ordenaron salir del hotel donde vivía y que ellos costeaban”, contó el atacante.

También, el nicoyano se dio cuenta que en la Federación chapina había un contrato falso suyo, dónde reportaban que solo percibía al mes 500 quetzales (casi ¢33 mil), cuando lo real eran 1600 dólares mensuales (¢798 mil).

Luego, le expresaron que debía estar al día siguiente en Ciudad de Guatemala para tomar el vuelo a las 6 a.m. de regreso a Costa Rica, algo imposible para él.

“Cobán está a seis horas de la ciudad, y eran las 6 p.m. y aún no me habían definido nada del finiquito, por lo que no pude viajar y perdí el vuelo”, agregó Adams.

El atacante llamó al abogado de la Asociación de futbolistas de Guatemala (AFG), Erick Ovalle, para asesorarse, y con solo 50 dólares (¢25 mil) en sus bolsillos viajó el martes a la capital.

“No conocía nada donde me dejó el bus. Apenas llegué lo llamé, no me contestaba y me comencé a preocupar. Como a la hora y media le mandé un mensaje y me contestó. Allí igual, Luis Swisher, presidente de la AFG, me consiguió dónde quedarme a dormir”, acotó Adams.

Y siguieron más penurias...

El miércoles en la mañana, lo llevaron a comprar el tiquete para viajar por Tica Bus, pero a la hora de presentar su pasaporte le indicaron que no podía hacerlo, porque el mismo no tenía seis meses de vigencia (se le vencía en cuatro). Al final Swisher, de su dinero, le compró el boleto aéreo para que regresara a Tiquicia.

“Nunca lo había visto y tratado. Le estoy muy agradecido”.