Opinión

Milton Montenegro

Redactor

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Jorge Luis Pinto, técnico de la Selección, lo tenía en sus planes para el juego de anoche y el del martes ante España, pero Cristian Bolaños le dijo no. Pinto manifestó que un fuerte resfrío le impedía al volante integrarse al plantel.

Cualquiera se puede resfriar y sentirse pésimo, pero a Bolaños cuesta creerle, es la sexta vez que le dice no a la Tricolor.

Cristian no estuvo el 11 de agosto del 2010, cuando la Tricolor perdió 2 a 0 ante Paraguay. Luego, el 8 de octubre del 2010 no jugó contra Perú en Lima. Se ausentó el 9 de junio del 2011, cuando la “Sele” empató con El Salvador.

Siempre expresó sufrir lesiones, el mismo argumento que empleó para ausentarse el 2 de setiembre del 2011, cuando la Selección cayó 0-1 frente a Estados Unidos, y el 6 de ese mes, fecha en que Ecuador goleó 4 a 0 en Quito.

Entonces que no vuelva, es claro que a Bolaños no le interesa defender a la Tricolor.

“Quiero jugadores con compromiso”, dijo Pinto al asumir la Selección y Cristian no lo tiene, entonces que nunca más lo vuelva a convocar. Déjenlo allá en Dinamarca, el equipo de todos no lo necesita y no hace falta.

Es un futbolista con 33 partidos en la Selección y solo tres goles ha marcado. Estuvo en el Mundial del 2006 y en el primer juego ante Alemania entró de relevo y jugó 12 minutos. En el segundo partido ante Ecuador no jugó y contra Polonia, fue titular y actuó en 78 minutos, los números revelan que no hace falta.

Si fuera un futbolista de élite, tipo Messi, Cristiano, Forlán, Agüero u otra estrella, o jugara en el Barcelona o el Madrid, quizá habría que rogarle, pero actúa en un país donde su liga es 74 entre las más fuertes del mundo, según el ránking de la Federación de Historia y Estadísticas, que va del 1 de octubre del 2010 al 30 de setiembre del 2011, y su club, el Conpenhague, es 57.