Deportes
Domingo 23 de octubre de 2011, Costa Rica
Pasión por el deporte

La cámara húgara se armó en Al Día

Antonio Alfaro, editor

analfaro@aldia.co.cr

Se armó la cámara húngara.

En nuestra sala de reuniones no había un solo ciudadano austral, pero sí posiciones encontradas, calificativos calientes, argumentos lanzados como balas de cañón.

De paso, desconozco el origen de “la cámara húngara”, esa expresión tan usada por años en crónicas deportivas. Una de varias versiones la atribuyen a la bronca de Padre y Señor Mío en el Mundial del 54, entre húngaros y brasileños. Hubo expulsados, golpeados, un botellazo, heridos, jugadores, directivos, policías y hasta aficionados involucrados, desde la cancha hasta los vestidores.

Sin embargo, el escritor mexicano Arturo Ortega comprobó que lo de “cámara húngara” ya se utilizaba antes de aquella trifulca.

Aunque él atribuye a un compatriota suyo, el cronista D. Fernando Luengas, haber popularizado la frase, no hay certeza del origen. No se descarta como cuna de la metáfora la Cámara de Diputados de Hungría, que a inicios del siglo XX ganó fama por sus acaloradas discusiones, no pocas concluidas en trifulca.

Lo cierto es que se armó. Y, aunque parezca increíble, por culpa de una palabra: fracaso.

¿Fue un fracaso la actuación de la Liga en la Concacaf? No había duda para algunos; era un calificativo poco equilibrado para otros.

Poco a poco se armaron los bandos, y aunque no volaron papeles, ni lapiceros, cada quien defendió a muerte su criterio, como parte de una redacción en la que se valen las diferencias de criterio.

La Liga no logró su objetivo, está claro, pero ignorar que conquistó 12 puntos, que de 16 participantes solo uno tuvo mejor rendimiento, que venció al Morelia y al Galaxy, es mezquindad, incapacidad para entender que en el fútbol como en la vida no todo es triunfo o fracaso, o ganas de armar la cámara húngara.