Deportes
Lunes 24 de octubre de 2011, Costa Rica
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Saprissa lleva 10 juegos seguidos invicto

“PZ” ni cruzó el Cerro de la Muerte

Kenneth Hernández Cerdas

kenneth.hernandez@aldia.co.cr

Tibás.-Hay partidos en los que el equipo perdedor ni se sonroja por su gris presentación.

Mientras, el ganador levanta los brazos, gesticula y sale con la victoria reflejada en la cara.

Eso pasó ayer en Tibás; Saprissa venció 2-0 a un Pérez Zeledón sin sangre que deambuló en la cancha y que dio toda la impresión de que ni siquiera cruzó el Cerro de la Muerte para llegar al estadio morado.

La culpa obviamente no es de la “S”, que aprovechó las limitaciones del equipo de Carlos Restrepo para endosarle una derrota con todas las credenciales de desahucio. Porque si tenía alguna intención de clasificar, “PZ” vio como el “Monstruo” le apagó las luces de golpe y lo mandó a la penúltima casilla del certamen.

Todo lo contrario a los hombres de Guima que aparte de ganar tres puntos, siguen terceros y ven el sol en pleno invierno.

Primero Josué, luego Arrieta...

Sin sacar el rodillo para aplastarlo, el Saprissa hizo suyo el juego gracias a los goles de Josué Martínez y Jairo Arrieta.

Martínez recibió la bendición de la mancha morada, la misma que lo criticó por desperdiciar ocasiones tan sólo ocho días atrás. Lo hizo con la única fórmula que la hinchada acepta, celebrando una anotación.

Y Arrieta agrandó su cuenta goleadora y justificó el porqué se ganó un campo en la titularidad saprissista.

Jairo llegó a seis conquistas, una cifra impensada dos semanas atrás, pues el atacante estaba recluido en el banquillo. Ahora se convirtió en un intocable en la alineación de su club.

El jugadón de Ruiz

El 2-0 se hizo pequeño, no porque la ofensiva morada fuera un derroche de artillería, sino porque la mejor jugada del partido no se tradujo en gol.

La fabricó el juvenil John Jairo Ruiz quien cabalgó desde la media cancha, dribló a sus rivales y dejó tirado al portero Adrián De Lemos, pero su disparó acabó estrellado en el poste. Ruiz puso la “Cueva” de pie porque su fogosidad mereció el aplauso de los fieles saprissistas.

Esos mismos morados gritaron de nuevo el ya acostumbrado, “Solís, Solís”, en alusión al “Mariachi”, cuyo nombre desapareció por completo de la libreta de Alexandre Guimaraes.