Deportes
Domingo 22 de enero de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

Columna de opinión

Desahogo de un seguidor del Real Madrid

Antonio Alfaro

Editor

Estoy harto del Barcelona, tan detestablemente superior, insultante dueño de la pelota, egoísta, acaparador, casi burlista aunque no se burle de nadie y no maje ni una hormiga.

Estoy cansado del enanito ese con el “10” en la espalda, que después de medio partido sin marcar diferencia mete un pase cual daga mortal. Y para colmos, el tronco de Abidal festeja el gol bailando con Dani Alves “Ai se eu te pego”, la canción de moda, popularizada en parte por un festejo de Marcelo con Cristiano en un día de mejor suceso para el Real Madrid.

Estoy harto del clásico español, aunque no pueda evitarlo y lo espere con entusiasmo cada vez que se viene encima. ¡Si tan solo no ganara siempre el Barcelona!

Cuando empezaba a creer que tantos pases a veces adormecen; cuando me atrevía a discutir que el Real Madrid juega un fútbol más vertiginoso, más vertical, capaz de pasar de área a área en dos, tres pases, con triangulaciones veloces, un fútbol más vistoso -a mi gusto- vino de nuevo el clásico español a hacer agua la fiesta, a demostrar quién es quién, pese a los cinco puntos de ventaja merengue en la Liga Española.

Por mí que no vuelvan a enfrentarse hasta el retiro de Xavi e Iniesta, cuando Messi no tenga socios ni más remedio que hacer el teatro y postularse al Óscar en cada una de las constantes faltas que recibe. Ya hoy es buen actor, pero su talento histriónico pasa a segundo plano ante algunos “cariñitos” madridistas, empezando por el de Pepe. ¡Bestial!

Es el único que me hace olvidar que estoy harto del Barcelona, porque estoy más harto de él: Pepe, carnicero de vocación, el antifútbol hecho hombre, terror de los tobillos ajenos, leñador de espinillas. Gracias a él uno entiende que es mejor cansarse del buen juego del Barcelona.