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Viernes 17 de febrero de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

Opinión

Puertas pateadas

Roxana Zúñiga

Periodista

Dicen los futbolistas (y desconozco cuánta sinceridad haya en sus palabras) que estar en la selección nacional es llegar al pináculo de su carrera.

Portar la camiseta nacional representa un orgullo tan importante que a muchos les llega al alma.

Recuerdo la tristeza de Pastor Fernández y Evaristo Coronado cuando decisiones técnicas

los dejaron fuera del representativo que acudió a Italia 90. Todavía, cuando ambos ofrecen entrevistas, describen el dolor tan grande que sintieron y dejan rastros de la pérdida que padecieron.

Y es que debe ser increíblemente gratificante llevar en el pecho una casaca con los colores de la bandera y escuchar las notas del Himno nacional como parte de la ceremonia de

cualquier competición. El compromiso se adquiere y se tatúa en el corazón y en el ánimo de lucha.

Por eso es difícil comprender por qué jugadores como Cristian Bolaños, Esteban Alvarado (y Wilmer López, en el pasado) ponen trabas para integrar el colectivo tricolor.

Bolaños ha despreciado cinco convocatorias por enfermedad, lesión o problemas con el

club. En la última, simplemente, no vino ni se preocupó por excusar su ausencia.

Alvarado dizque que se lesionó un dedo y abandonó la concentración sin pedir permiso al

entrenador.

¿Novatadas? ¿Bravuconadas de divo? ¿Malacrianzas? Solo ellos sabrán las verdaderas razones. Por lo pronto, es un buen precedente que las autoridades apliquen un castigo de

diez meses a Bolaños e investiguen a Alvarado.

Se pueden desdeñar muchas cosas, pero no a un país que mira a sus futbolistas como

ídolos ejemplares.

No hay que olvidar que los 15 minutos de gloria de cualquier ser humano pasan, que las puertas internacionales se cierran y ambos regresarán a tocar las que hoy patean.