Redactora
Que cerrar la serie en el Estadio Nacional era darle ventaja al Saprissa, era claro; pero parece que para este “Monstruo” no había ventaja que valiera (ver galerĂa de fotos del partido).
Querían celebrar y llegar a la final después de cuatro torneos cortos o lo que es lo mismo, dos años sin estar en una final, pero esa ilusión la dejaron tendida en la gramilla de la “Joya” que era como la de su propia casa.
El gol de Lagos puso entre las cuerdas a la “S”, que por ningún medio pudieron volcar la balanza nuevamente a su favor. No carburaron, dependieron de la picardía de Escoe y algunos destellos de Centeno, de ahí no fue más.
¿Que el cuadro morado es un equipo de oficio y por eso era favorito en esta serie? la lógica dice que así es, pero el fútbol de este equipo de Guimaraes ayer no cumplió con esa teoría.
Fracasó nuevamente Saprissa, lo volvió a hacer “Guima”, volvió a quedar en la orilla con jugadores de renombre que se suponía que debían sacar el barco a flote.
Fracaso que parece que cerrará un ciclo en el Saprissa.
Éxito guapileño
Santos llegó a hacer desde el primer minuto lo que intentó hacer en el segundo tiempo en la “Cueva”, hace una semana.
Fue al frente desde el pitazo inicial, tuvo una clarísima en el primer minuto en los pies de Jonathan Moya, se lo comió y de no ser por Cristian Lagos los lamentos no hubieran cesado.
Poco a poco los guapileños fueron ganando confianza, lo intentaron una y otra vez.
En alguna tenía que llegar. No dejaron de insistir, merecían un gol y llegó en un momento justo. Víctor Bolívar debió lanzarse tras el cabezazo de Lagos, pero no lo hizo, se quedó mirando la bola. Pifia del arquero morado.
Los caribeños no aflojaron la ventaja y siguieron al frente. Mientras tanto, no se veía por donde podía empatar Saprissa.
Y qué decir del joven guardameta guapileño, Johnny Aguilar. Definitivamente fue su noche, tuvo un cierre de infarto y salvó a su equipo. Destacable también la labor de Erick Scott, dio pausa, equilibrio, tranquilidad y fútbol con su experiencia.
Fue una noche redonda para los santistas. En una bolsa los 50 millones de la taquilla y en la otra el boleto visado a la final, el que no tenían desde hace diez años.
César Eduardo Méndez le ganó la partida a su maestro, Guima, y como dicen, no hay que llegar primero si no saber llegar.
De nada le valió a Guima ir a ganar a Guápiles y hacerlo en dos ocasiones en la “Cueva”, el último era el que valía oro y lo ganó el uruguayo.
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