Listo para regresar a Costa Rica, ya tengo maletas listas y muchas ansias de estar en mi querida “tiquicia”. Quiero estar con mi familia, hablar español, pagar en colones y no con libras esterlinas, comer gallo pinto y otras comidas típicas, recibir el calor del sol después de tanto frío, ir a las playas, asistir al teatro y hacer muchas cosas más.
Esas ganas de estar en Costa Rica se han duplicado esta vez con respecto a las anteriores cinco temporadas que estuve entre Bélgica y Holanda, ya que aquí en Inglaterra se juega un campeonato de manera continua, no se detiene en Navidad y eso lo resentí.
Esa semana y media que acostumbraba ir a Costa Rica me cargaba las baterías de motivación y esta vez no hubo esa oportunidad que de verdad se necesita, mucho más en esta temporada porque significó mi llegada a un nuevo equipo, en una liga extraña, donde cada día aprendía cosas y recibía golpes de experiencia.
A ese aprendizaje diario que tuve durante nueve meses con el Fulham, enfrenté una prueba muy dura como fue la lesión en el pie izquierdo, casi terminando la temporada.
Pero bueno, todas esas cosas las veo como positivas para crecer como profesional y fortalecerme como persona.
Ya llegó la hora de volver, serán dos meses en Costa Rica que quiero aprovechar al máximo. Por más lindo que sea Londres, no lo cambio por mi país, ahí está mi gente, mis costumbres, mi pueblo.
Llegaré a tiempo para vivir el ambiente de la final del campeonato entre Herediano y Santos, veré de cerca la celebración del título del equipo que gane. Podré estar cerca de la Selección para los partidos amistosos y eliminatorios.
