Los 42 kilómetros de Chicago no fue lo más duro a lo que se tuvo que enfrentar el maratonista César Lizano en el 2011.
La muerte de su suegro y una enfermedad de su padre, Alfredo Lizano, lo pusieron a prueba. “Todo eso me hizo más fuerte mentalmente, me dio una motivación extra a la hora de competir pero fue un proceso. Gracias a Dios emocionalmente pude asimilarlo”.
César, quien consiguió en Chicago el pase a los Juegos Olímpicos, llegó a pensar que su padre los dejaría.
“En abril le encontraron un tumor benigno en el esófago y lo pudo superar. Después le dio una pancreatitis y ahí sí lo vi muy malito, pensé que no aguantaría pero gracias a Dios logró vencerlo”, recordó.
A nivel deportivo no duda en decir que este año ha sido el mejor de toda su carrera y que en las justas de Londres será su graduación como atleta.
“Voy a trabajar muy fuerte porque eso es lo máximo que voy a vivir a nivel deportivo, quiero ir a hacer un buen papel, ese es mi gran sueño”, finalizó.
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