- ¿Qué le pareció esta primera edición?
Es una carrera muy dura, se puede decir que es una “quiebrapiernas”, porque sube y baja. Es un gran reto.
- El “Cachorro” nunca dejó de seguirlo, ¿pensó que le pasaría ?
Desde el principio íbamos peleando la punta los dos, por el sector de Intaco, Roy atacó y me fui con él, pero luego él se quedó. Es muy difícil cuando uno se queda volver a remontar, porque el cuerpo ya gastó toda la energía que tenía; ya después se trata de pura resistencia. En mi caso, yo mantuve el paso hasta el final.
- ¿Qué sigue para usted?
Espero cerrar el año, corriendo el 31 en la San Silvestre. Luego me prepararé con mi entrenador, Jorge Lobo, para hacer maratones el próximo año.
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