Después de ver frustrado su sueño de futbolista sus padres lo metieron en clases de taekwondo para que aprovechara el tiempo libre.
Lo que nunca pensó fue que en unos años se convertiría en un ejemplo a seguir y en el segundo taekwondista tico en clasificar a unas Olimpiadas.
“Recuerdo que pequeño veía a Kristopher Moitland competir y yo decía que quería ser como él. Creo que hoy soy un ejemplo para muchos, al igual que él, y por eso espero abrirle las puertas a otros compañeros que vienen atrás”.
Oviedo recuerda cuando en algún momento de su adolescencia pensó en retirarse pero su padre lo motivó a que siguiera en el deporte. “Ahora agradezco no haberlo hecho”.
En Londres se ve con una medalla. “No sé el color, pero voy a trabajar muy fuerte y dar lo máximo para lograrlo”.
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